sábado, 20 de febrero de 2010

Jairito

Jairito tengo ganas de saltar por la ventana… Jairito nunca contesta, solo me mira con la misma cara estirada de siempre y esos ojotes como bombillos rotos, solo espera como animal al asecho, cualquier escusa para morderme. Jairito no soporto las mañanas, nada, Jairito quiero arrancarme las venas de un mordisco, nada, Jairito tu mama murió y nunca perdonaste sus faltas, nada, Jairito quiero que me hundas hasta intoxicarme con tu calor, Jairito le salto encima y empiezo a morderla, le arranco la ropa con furia, con odio, detesto sus precalentamientos mañaneros, su sangre tibia mezclando sus dolores con los míos dejándome el sabor de la nostalgia escurriendo por las encías. Ana grita y exhala vapor por todos sus poros, el cuarto queda rápidamente cubierto y los vidrios empañados, lloran. Siento el sabor metálico de su sangre envenenándome la boca, Jairito grita, me golpea y antes de eyacular llora, sus ojos se encienden y el cuarto se ilumina, el calor de su mirada convierte en gotas el vapor que atiborra la evitación. Empieza a llover.
Ana sale corriendo, maldita sea, siempre se mete en mi cuarto a decirme tonterías, me come, se atraganta en mi y sale corriendo, me deja el corazón espinado, la piel rota y la encías sangrantes, la veo salir por la puerta, y cruzo el corredor, ahí es que lloro, él tal vez no lo sepa pero me sigue quemando por dentro, a acepción del segundo en que Jairito llora siempre quiero morir y siempre su sudor me queda escurriendo en el alma, añorando la nostalgia de morderlo en la siguiente mañana, antes incluso de conocerlo Jairito se metía en mis sueños y me rompía el alma, me mordía el cuerpo, me destrozaba los sueños con su amor brutal, lentamente me fue desfigurando el corazón, se metía en mi cama y me decía cosas tristes, me leía poemas, me seducía lentamente, hasta que en una mañana le salte encima con el hambre férrea de un animal al asecho, le arranque la ropa y alcancé a tocar su corazón, un corazón malformado como el mío.
Hace un año que jugamos a esto y no soporto más. Las mañanas son dolorosas a excepción de los segundos en que lloro entre sus piernas, (un llanto indescriptible, un segundo precario de alegría tal vez). Creo que amo a Ana pero su amor es brutal y nocivo, es el mordisco de una serpiente en las mañanas, es el veneno que mata lento y en pequeñas dosis, es el vuelo de una mariposa, es la esperanza en sí misma, así amo a Jairito, es mi refugio mi amuleto contra la muerte, tiene muchísimos años más que yo y sonríe cuando no sabe que lo miro, me le metí en la cama una madrugada y desde entonces es el color de mis mañanas, creo que no va a entender, en realidad no la conozco tanto, no sé qué piensa, solo conozco el color de su tristeza, me gustaría explicarle que muero por amor, que su dulce veneno infectó mis parpados y los matices de su tristeza no me dejan ver las tardes, ni las noches, solo las mañanas, espero entienda, hoy traigo una torta para el quiero sorprenderlo, nunca he aparecido en su cuarto por la noche, espero no se enfade, espero me deje pasar la noche con él, quiero navegar en su olor, amanecer en sus alegrías y no tentarlo con mi tristeza, espero entienda, espero entienda…
Estoy cansada de esperar, yo se que esta ahí lo vi entrar al edificio por la tarde. Yo se que esta, pero no abre a pesar de mis gritos, me sangran los nudillos, la puerta de roble macizo se alza como muralla y me impide verlo, tendré que asaltarlo por la mañana y explicarle mis intenciones, voy a dejar la torta en el suelo, me voy a dormir, no sé por qué lloro y mucho menos por que las lagrimas en mis ojos tienen la misma sal que las suyas.

lunes, 4 de enero de 2010

Se me secaron los ojos de no buscarla de pretender no sentirla,

las reglas de estos silencios me están reventando los oídos

No vine de pescar,

No quiero sembrar mis anzuelos en su piel como tardes de ficción, no quiero la sensatez del caprichoso contacto, pretendo mostrarme sin escamas dejarle un escáner detallado de mis corrientes sanguíneas. Y yo creo que estas coleccionando, espero no entrar en la viñeta, no pertenecer al estante, me alegra no llenar las expectativas, no ser lo suficientemente extenso para cambiar la rutina, quisiera acercarme, pero creo que la sensatez de lo que se siente, me mescla con las rutas del destino. Esta salida de emergencia me sabe a tantas otras, a luz reciclada, a calor en estado de ebullición a relicario viejo y descolorido… Supongo que escoge, negocia con la esperanza, con la inmutable levedad de buscar lo incierto. Y a pesar de todo quiero su silueta, la imagen que de usted han tallado mis soledades, quiero entender el límite en donde se esconden las tiempo-pirañas, saborear el color de su máscara treparme a su cama una noche sin luna...Estoy cansado de los tropezones mejor me instalo un espejo en los tobillos para cuidarme del roció que salpican sus clamores, sus desentonadas reservas… conoce su ventaja, sabe cultivar distancias, sembrar silencios entrenar olvidos, en usted está la sutil esencia de develar ruegos , yo no pienso arrastrarme, mujer de bruma, aunque me sujeta la mirada el camino por donde usted habita , yo no pienso sembrar mis dolores en el norte de su cama, quedarme por las noches tirando piedritas a su ventana, me quedo con el resplandor de su imagen con la tenue certeza de amarrar lo que no existe, escribiendo esta y otras dos líneas , esperando conocer su cara, conocer las sombras tenues que se mesclan con sus mitos .

Entre las ficciones de lo establecido, yo me contengo, me quedo mirando al piso, desmembrando los segundos cual ratas de laboratorio, pestañando a veces, parado en la rutina, esperando, casi como asiendo fila, en la recepción del instinto guiado mas pir esencia que por sensatez, mi piel se prolonga, casi como una sombra con las fosas nasales reventadas de rastrear su esencia, yo no pretendo amarrarme a su silueta, solo quiero sembrar su sombra en mi almohada

Estoy rastreando su sutil olor por las paredes de mis nostalgias, desmembrando los segundos cual ratas de laboratorio, pestañando a veces, parado en la rutina, esperando, casi como asiendo fila, amarrando las bisagras de silencio pa no quedarme en la sensatez del que sabe, en la irreverencia del que pretende. Estoy imaginando el adecuado color de la búsqueda, el sutil mediterráneo de lo incierto. Quiero escaparme con un pedazo de sus ficciones, reventarme la conciencia con su boca, doblegar sus certezas con una marea de invenciones,

Quiero construir una escalera de susurros, un amontonamiento de siluetas, una tenue distinción entre lo que se ve pero no se toca. Espero una sombra que me acoja, un destello, navegante y furtivo. Una sutil y dulce melancolía escondida en los placeres del desconcierto.

…Y aclaro que no espero el renacer del silencio en el espacio oculto de una mirada, más bien una señal de ultratumba, una sutil conversación en el escondite mismo del tiempo.